miércoles, 8 de octubre de 2014

UNA NOVEDAD - La isla mínima

Pues sí, tantas personas opinando de lo mismo con el mismo criterio no suelen equivocarse. La isla mínima es la mejor película española del año y de hace algunos años (por lo menos de las que yo he visto).
Como siempre me gusta hacer voy a diseccionar la película en trozos para alabarla y criticarla por partes, pero antes, un poco de sinopsis:

Año 1980, una pareja de policías se persona en Isla Mayor para investigar el caso de la desaparición de dos niñas del pueblo. A medida que va avanzando la investigación se irán dando cuenta de que el caso es más grave de lo que se podía esperar al principio, y todo ello enmarcado en una España con democracia recién estrenada, en la que deben convivir las obsoletas costumbres fascistas, con el progreso que propone el socialismo.
En primer lugar los dos puntos fuertes que todo el mundo comenta en sus críticas sobre la excelente cinta: la fotografía y las actuaciones.
El argumento de la película es simple y llanamente la resolución de un caso policial, de hecho no tiene artificios ni espectacularidad en este respecto, se siguen pistas hasta que se llega al final. Sin embargo la historia está enmarcada en un pueblo sureño, en el año 80, y con un paisaje de una belleza casi irreal. Al igual que hay películas como Requiem por un sueño o El club de la lucha que están hechas para el lucimiento del director, o películas como Forrest Gump, o la actual (y genial) Locke, para glorificiencia del actor, esta película es un bombón caja roja para el director de fotografía. Increíble trabajo de selección de escenarios, de una potencia y belleza espectaculares. Los planos aéreos son un recurso que pocas veces he visto así, y si los he visto, desde luego no con tanta insistencia, y bendita insistencia. Pero no son sólo esos planos, las escenas en las marismas, trigales, arrozales, los flamencos, los caminos tortuosos, incluso el pueblo, los interiores. Está todo milimetrado, y el resultado es abrumador.
En el apartado de las actuaciones no diré soberbias, pero realmente impresionantes. La pareja protagonista realiza un trabajo de máximo nivel, desgraciadamente poco común en una producción española, y más aún con andaluces involucrados. Yo soy el primer defensor de mi tierra, pero los actores andaluces en ocasiones se pierden en disimular el acento, en hablar como no se acostumbra a hablar en el sur y sus actuaciones pierden credibilidad. Evidentemente no son todos los casos, Antonio de la Torre es un auténtico maestro del que desgraciadamente se disfruta poco en este film. Y te podrá gustar más o menos, pero el actor más internacional de la historia de nuestro país es malagueño.

Raúl Arévalo es un joven progresista con heridas del franquismo aún abiertas, una profesionalidad fuera de serie, y una carrera que se vio truncada por un episodio antifascista que no sentó bien a sus superiores, a pesar de que España ya era una democracia. El personaje presenta el arco más marcado de la película, más que Javier Gutierrez, ya que no es el mismo antes y después de esta investigación. El dolor y la rabia se pueden ver en sus ojos, con matices de contención y resignación, un auténtico placer.

Javier Gutierrez, es un policía menos profesional y más desencantado con la vida, de turbio pasado franquista, impondrá sus antiguos recursos y su experiencia por el bien de la resolución del caso. Este personaje esconde más de lo que muestra, y llegas a amarlo, pero también a odiarlo. Causa en el espectador (al igual que en el personaje de Arévalo) el malestar de no saber si le darías un abrazo, o le pegarías una paliza. En cualquier caso un actor que nos tenía acostumbrado a lindezas como los Serrano, aquí se destapa de una forma espectacular. Perfecta sobriedad y expresividad, una auténtica lección de interpretación, dudo que no se lleve algún premio por su trabajo.

La nota más floja en este aspecto para mí serían las niñas en las preguntas que realizan en el colegio, y mi querido amigo Jesús Castro “El Niño”, aquí “El Guapo”, y esperemos que en la próxima película yo le pueda llamar “El Actor”, porque si en El Niño había dado dos clases de interpretación, aquí ha dado 4. No obstante el papel se amolda más a su cara de malote y habla bastante menos, por lo que en un momento dado puede pasar inadvertido.

Por lo demás, como apunté un poco al principio, el guion no tiene artificios, tampoco los necesita ya que la película se sustenta en los pilares que he comentado arriba. En cualquier caso el climax final en el que cada policía ha seguido su camino, y se unen para ir a por el culpable es genial. No quiero decir más de lo que debo, pero hay una persecución en coche que tiene una tensión brutal.

Casi me llevé más tiempo con media sonrisilla y asintiendo con la cabeza por la satisfacción de detectar actuaciones, planos, y escenas perfectas, que atendiendo a la película. En mi cabeza oía: “Mmmm, a ver cómo se desarrolla esta escena….Guau! perfecto”. Por lo tanto recomiendo que el miércoles siguiente aprovechéis los 3,90 euros que cuesta el cine igual que he hecho yo, y vayáis a verla sin falta, así apoyamos un poco el cine español y la disfrutáis pronto, que aún queda mucho para que se pueda descargar de internet.

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