jueves, 13 de noviembre de 2014

UNA NOVEDAD - Torrente 5

Comienzo con un guiño taurino en honor al coprotagonista de la cinta: “No hay quinto malo”, y esa podría ser en una frase la conclusión de Torrente 5.
Santiago Segura que en menor o mayor medida ya tenía olvidado al personaje que le dio fama y dinero hace más de una década, sintió la llamada del deber cuando se estrenó Torrente 4 en televisión batiendo records de audiencia… la llamada del aburrimiento más bien debió sentir, porque hace tiempo ya que las películas de Torrente dejaron de ser el retrato extremo de la España más casposa y degradada, para ser como una barbacoa de colegas en casa de Segura en la que pasar un buen rato entre “amiguetes”. Todo ello claro está guionizado y filmado, y como la fórmula sigue siendo rentable, para que ir en busca de más, si así tanto actores como público se lo pasan mejor.
 Esta nueva entrega tiene algún toque torrentiano, pero es la que más se sale de la línea general de la saga con diferencia. La sinopsis es la que ya seguramente todos conoceréis, porque si en algo destaca Segura es en hacer  una promoción magistral de sus películas, Torrente sale de la cárcel en 2018 para encontrarse una España muy distinta a la que dejó, y con la colaboración de un contacto que hizo en la cárcel Jhon Marshall (Alec Baldwin), decide atracar el casino de Eurovegas al estilo Ocean’s Eleven, pero con su cuadrilla de inadaptados.

Desde mi punto de vista, avanzar 4 años de la época actual, y entrar en un mundo de ficción pseudofuturista ha sido una temeridad por parte del director, ya que si la saga continúa -que yo así lo espero- , se verá obligado a seguir en esa línea en la que Cataluña está independizada, España está expulsada de la Unión Europea, y todo es un auténtico desastre (genial la camiseta del Real Madrid del negro en los minutos iniciales), por eso os digo que mi percepción es que no ha seguido el dicho “más vale malo conocido que bueno por conocer”, y aunque sale airoso, va a ser muy difícil volver a lo malo conocido.

Por otro lado, para los entusiastas de la carne que suele verse en estas películas os tengo que decir que no sale ni una sola teta. No es ya que Anna Simón no se desnude, cosa que ya deberíais tener más que asumido, ya que su carrera televisiva se basó en escotes para llegar a donde está, y ahora chalecos de cuello vuelto (por cierto aprovecho para comentar que yo me deje llevar por ese engaño, porque hasta que no empezó a taparse no empecé a darme cuenta de todas sus carencias), pero es que ni Angy -que en un momento dado hasta puede agradecerse-, ni Neus Asensi que vuelve en esta entrega igual de ligerita que en Torrente 1, pero con la friolera de 49 años que no perdonan aunque se intenten disimular. Y por último y más flagrante, nada en la escena de créditos inicial, en la que se ha optado por un simpático opening con dibujos animados. Estaría ahora mismo diciendo que es una película para todos los públicos si no incluyera, como era de esperar (y agradecer), obscenidades sexuales de toda índole.

Un pequeño interludio para haceros una reflexión. En la película vuelve el personaje de Cuco, de la segunda entrega de la saga, interpretado por Julián López, en vez de Gabino Diego, cosa que me da que pensar lo siguiente: en primer lugar ¿Qué habrá hecho que Gabino Diego no se una a la fiesta? ¿Estará centrado en papeles más serios? Porque yo últimamente no lo veo centrado en nada, de hecho no lo veo…para mí no tiene sentido rechazar una oportunidad así. Y en segundo lugar, ¿de verdad hacía falta recuperar al personaje del Cuco con otro rostro? Para la historia no influye nada que sea el Cuco o Genaro el sindientes, sólo una pequeña gracia al principio de la película aludiendo a que es “otra persona”, y un par de referencias a Marbella que no influyen en la trama. Después de tener un tarado diferente como compañero en cada entrega (Joaquín Cámara, Gabino Diego, José Mota, Kiko Rivera) no sé porque en esta no se ha conformado con Jesulín y le ha dado a Julián López otro papel. Que por cierto lo hace muy bien, pero las comparaciones son odiosas con aquel magnifico Gabino Diego.

Entrando a valorar las actuaciones, como ya he comentado, un compendio de cómicos y cameos en los que destacan los que tienen más oficio como Esteso, pero no chirrían demasiado los “actores noveles” como Jesulín, que a pesar de que destacan sus carencias, yo me lo imaginaba aún peor y tiene un par de puntos hilarantes. Me gustaría remarcar que siempre es más sencillo interpretar a un personaje disfuncional o un loco, que a una persona normal y corriente con dilemas y sentimientos reales, pero aunque las carencias puedan disimularse mejor, la excelencia en este tipo de papeles también es más difícil de alcanzar (claro ejemplo el Joker de Heath Ledger).
El señor Alec Baldwin -que aún no sé cómo se metió en este fregado- no sólo no hace un papel meramente anecdótico (véase Ian McShane en El Niño), sino que es de los que más minutos aparece en escena, con diálogos nada sencillos en español que demuestran la profesionalidad que ha puesto para salvar esta papeleta. No diría que es la bomba, pero igual que con Jesulín me esperaba menos, y eso siempre es gratificante. Santiago Segura, como siempre comodísimo en ésta que es segunda piel, y realmente dentro de la simpatía que desprende su persona, y la envidia por el pelotazo que pegó con su franquicia, creo que muchas veces se pasa por alto que es un gran actor. Que un personaje tan extremo como Torrente tenga veracidad es gracias a su interpretación, y creo que no debe ser fácil estar metido en el papel mientras está pensando cómo saldrá la toma como director que es también, y encima recibiendo la vez de “actores” como Kiko Rivera o Jesulín que en el instante en que dicen su frase debe pensar “madre mía que parece que lo está leyendo de un cartel”. No me gustaría terminar este apartado sin mencionar a Carlos Areces, para mí un genio de la comedia actual. Me alegra ver cómo está enfocando su carrera hacia la gran pantalla porque de verdad que es una gozada verlo trabajar. Extraterrestre, Balada triste de trompeta y la –para mi gusto- infravalorada Spanish Movie son algunos ejemplos.

Un último apunte y voy ya con la conclusión, me comentaron no hace mucho que en una entrevista alguien dijo que Santiago Segura en sus años mozos siempre comentaba que su sueño era hacer una película con Tony LeBlanc, actor al que le tenía una gran admiración. Cuando llegó la hora no sólo pudo contar con él, sino que demostró que a pesar de matar a su personaje una y otra vez en la siguiente entrega de Torrente volvería a contar con él como fuese. Desgraciadamente para esta entrega LeBlanc no estaba ya entre nosotros para poder hacer su papel en Torrente 5, pero esto no ha frenado al bueno de Segura, que no sólo ha dedicado la película a su memoria, sino que ha incluido un homenaje precioso en ella, un momento en el que se me pusieron los pelos de punta.

Concluyo este largo post con un pequeño resumen. Torrente 5 es más de lo mismo, pero como nunca, pierde el enfoque “realista” y entra (a pesar de que las anteriores también eran irreales) en la ficción, y aunque nadie recibirá un Oscar por esta película, ofrece justo lo que se espera e incluso un poco más. Mejora la calidad de la saga -un poco castigada en la cuarta entrega- con más trama, y acertados y divertidísimos cameos. En el cine las carcajadas no cesaron ni un minuto, puede que la saga no sean las mejores comedias de la historia, y podrás hacerte el duro, pero creo que poca gente en este país por muy antitorrente que se defina, puede aguantar esta película sin reírse varias veces. Un buen entretenimiento para olvidar las penurias que nos rodean últimamente.

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