Comienzo con un guiño taurino en honor al coprotagonista de la cinta: “No hay quinto malo”, y esa podría ser en una frase la conclusión de Torrente 5.
Santiago Segura que en menor o mayor medida ya tenía olvidado al personaje que le dio fama y dinero hace más de una década, sintió la llamada del deber cuando se estrenó Torrente 4 en televisión batiendo records de audiencia… la llamada del aburrimiento más bien debió sentir, porque hace tiempo ya que las películas de Torrente dejaron de ser el retrato extremo de la España más casposa y degradada, para ser como una barbacoa de colegas en casa de Segura en la que pasar un buen rato entre “amiguetes”. Todo ello claro está guionizado y filmado, y como la fórmula sigue siendo rentable, para que ir en busca de más, si así tanto actores como público se lo pasan mejor.